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Tres maneras como estamos lastimando a nuestros niños

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Las desigualdades actuales subyacentes son políticas discriminatorias como “redlining”, la cual negaba préstamos hipotecarios por bajo costo a las personas que vivían en vecindarios con altas concentraciones de personas de color. Imagen de un mapa de Denver que muestra la política de “redlining” en 1938, vía la Biblioteca Pública de Denver

Por Kristin Jones

Cada año, la organización Colorado Children’s Campaign publica un compendio de hechos y cifras relacionadas con la salud y prosperidad de los niños en el estado. El informe, llamado KIDS COUNT, reúne datos sobre temas como la tasa de pobreza y mortalidad infantil y estadísticas sobre los estudiantes que se gradúan de la preparatoria.

Este año, la organización sin fines de lucro que publica este informe incluyó aún más información, recolectando datos de comunidades en todo el estado y lecciones históricas para profundizar sobre las causas de los obstáculos raciales y económicos que no dejan que los niños de Colorado avancen.

Colorado Children’s Campaign, un beneficiario de The Trust, también buscó el apoyo de un grupo variado de organizaciones sin fines de lucro que reciben fondos como parte de nuestra Estrategia para promover la equidad en salud.

El resultado es un informe—que merece leerse de principio a fin—enfocado en las desigualdades profundas arraigadas a nuestro sistema.

Aquí mencionamos tres de las estructuras creadas por el ser humano que el informe KIDS COUNT 2017 identificó como aquellas que previenen el avance de los niños en nuestro estado, con consecuencias reales para su salud. (Toda esta información proviene del informe, el cual incluye fuentes y citas específicas.)

1. Vecindarios segregados

No es casualidad que nuestros vecindarios estén pronunciadamente divididos por grupo racial y étnico.

Las cláusulas de vivienda que restringen por grupo racial—las cuales se popularizaron en Estados Unidos a partir de los años 20—empujaron a las personas de color hacia áreas aisladas. Haciendo que este problema se agravara, los programas federales implementados en los años 30 con la intención de ayudar a las personas a poder adquirir hipotecas a bajo costo deliberadamente excluyeron esas áreas con una concentración mayor de personas de color.

En Denver, por ejemplo, la gente que vive en los vecindarios actuales de Five Points, Globeville, Elyria-Swansea, Sun Valley, Valverde y Barnum no recibieron acceso a hipotecas que les hubieran permitido acumular bienes como propietarios de su vivienda.

Estas políticas contribuyeron a una diferencia de riqueza persistente entre grupos raciales que hasta el aumento de ingresos no puede disminuir. En 2013, el hogar promedio de personas blancas en Estados Unidos tenía 10 veces más bienes (riqueza acumulada) que la de un hogar latino, y 13 veces más que la de un hogar negro.

En la actualidad, las políticas prestamistas discriminatorias continúan existiendo. Los indoamericanos que viven en reservas indígenas, por ejemplo, tienen acceso limitado a préstamos tradicionales para comprar una vivienda. Esto es debido a políticas federales a las cuales tienen que ajustarse las tierras indígenas como “fideicomisos” que mantiene el gobierno, limitando la capacidad de los bancos de tomar posesión o incautar tierras en caso de que no se pague el préstamo. Esto hace que los bancos no prefieran ofrecer préstamos.

Mientras tanto, no hace tanto tiempo en 2006, las familias negras o hispanas que ganaban más de $200,000 al año tenían mayor probabilidad de recibir un préstamo de alto riesgo (subprime) que las familias blancas que ganaban menos de $30,000 al año. Las hipotecas de alto riesgo, que se hicieron famosas por catalizar el colapso económico de 2008, son más caras para las personas que reciben el préstamo y ofrecen términos menos favorables.

¿Por qué está mal tener vecindarios segregados? Primero, los vecindarios con concentraciones altas de personas de color suelen ser también los vecindarios más pobres, por algunas de las mismas razones mencionadas anteriormente. Los niños negros y asiáticos que viven en la pobreza en Denver tienen tres veces más probabilidad de vivir en áreas de pobreza concentrada que los niños blancos que viven en la pobreza. Hasta los niños negros, hispanos e indoamericanos que no son pobres tienen mayor probabilidad de vivir en vecindarios de pobreza concentrada que los niños blancos que viven en la pobreza.

La pobreza concentrada es otra manera de decir que faltan recursos—recursos que pueden utilizarse para educar a los niños, promover la movilidad socioeconómica, proporcionar alimentos saludables y oportunidades para las actividades físicas y recreativas, o proteger contra las injusticias medioambientales como los desechos industriales o el envenenamiento con plomo. Todos estos son factores que afectan cuánto y lo bien que vive una persona.

Una de las grandes ironías del tipo de aburguesamiento (gentrification) que actualmente estamos observando en las ciudades en todo Colorado: Al mismo tiempo que este tipo de inversiones empiezan a llegar a vecindarios antiguamente segregados como Five Points y el norte de Denver, muchos de los residentes originales están siendo impulsados a mudarse debido a los alquileres más altos que ya no pueden pagar.

2. Escuelas segregadas

En Colorado, el 41 por ciento de estudiantes hispanos y el 45 por ciento de los estudiantes negros asisten a escuelas en las que los estudiantes de color constituyen por lo menos el 75 por ciento de todos los estudiantes. Solo el 4 por ciento de los estudiantes blancos asisten a una escuela así.

Las Escuelas Públicas de Denver es el sistema más segregado en un estado profundamente segregado. Un sistema escolar perfectamente integrado en Denver significaría que el estudiante blanco promedio asiste a una escuela en la que el 77 por ciento de los estudiantes son niños de color; muy pocos lo hacen.

Las escuelas segregadas son una de las razones principales por las que los niños en Colorado no están alcanzando su potencial. Nuevamente, su segregación no es por casualidad.

Una corte federal del distrito determinó en 1973 que las Escuelas Públicas de Denver estaba segregando a propósito sus escuelas, lo cual constituía una violación contra la constitución. Una orden de la corte forzó al distrito escolar a dejar de segregar, principalmente enviando a estudiantes en autobuses a otros vecindarios. La orden dejó de aplicar en 1995, cuando un juez determinó que “los vestigios pasados de discriminación se han eliminado tanto como era posible”.

Estos vestigios probaron ser duraderos; desde entonces, las Escuelas Públicas de Denver se han vuelto a segregar. Entre 1996 y 1997, por ejemplo, Manual High School tenía 41 por ciento estudiantes negros, 15 por ciento hispanos y 44 por ciento blancos. Entre 2016 y 2017, tenía 40 por ciento estudiantes negros, 48 por ciento hispanos y 6 por ciento blancos.

Mientras tanto, una decisión de la Corte Suprema de EE.UU. en 1974 limitó las herramientas políticas para integrar a los distritos escolares. Por lo tanto, por ejemplo, mientras que el distrito escolar de Littleton tiene 27 por ciento de estudiantes de color, y el distrito vecino de Sheridan tiene 87 por ciento de estudiantes de color, no se puede forzarlos a integrarse.

Nuestras escuelas están separadas, y son desiguales. En escuelas muy segregadas entre 2013 y 2014, casi un tercio de los maestros estaban en su primer o segundo año enseñando, en comparación con solamente un sexto de los maestros en escuelas menos segregadas. En las Escuelas Públicas de Denver, el 90 por ciento de los maestros en escuelas mayormente blancas son evaluados como altamente eficaces en las evaluaciones de desempeño del distrito, en comparación con el 63 por ciento de las escuelas en donde la mayoría de los estudiantes son niños de color.

Las escuelas con mucha pobreza tienen dificultades para mantener a sus maestros; con frecuencia ofrecen menos oportunidades para enseñar cursos avanzados; y, deben enseñar en salones llenos de estudiantes que podrían estar lidiando con hambre, falta de vivienda y el estrés toxico de la pobreza—todo esto sin los recursos disponibles en escuelas más pudientes.

Las políticas federales asignan los fondos escolares con base en los valores de las propiedades locales, y eso causa que estas inequidades empeoren. Por ejemplo, en el distrito escolar de Aspen, el cual ofrece servicios a estudiantes en su mayoría blancos en el Condado de Pitkin, los valores de la propiedad por estudiante se calculan en un porcentaje 76 veces mayor que en el distrito escolar de Sanford, ubicado en el Condado de Conejos, el cual es en su mayoría hispano.

Se podría mantener que no existe un factor individual más importante para la salud duradera de una persona que su educación. Las desigualdades raciales en educación son una de las causas clave de las desigualdades raciales en la salud.

3. Políticas que castigan a las familias trabajadoras

Desde los primeros minutos de vida, la salud de un niño depende profundamente de la salud de sus padres—especialmente de su madre. Pero para muchas familias, el nacimiento de un niño significa empezar a lidiar con políticas que agregan estrés o las empuja a elegir entre ganar dinero o cuidar de sus seres queridos.

Menos de la mitad de los padres en Colorado califican para recibir los tres meses de ausencia sin pago que los padres de recién nacidos reciben bajo la Ley federal de Ausencia Médica Familiar; los empleados no tienen la ausencia garantizada si trabajan para un negocio pequeño o han estado trabajando para la misma compañía durante menos de un año. Muchos menos puede aprovechar la ausencia sin pago; vivir sin esos ingresos es simplemente impráctico. A nivel nacional, solo uno de cada cuatro padres hispanos y uno de cada tres padres asiáticos o negros pueden aprovechar la ausencia sin pago.

Las madres que no pueden tomarse por lo menos tres meses de ausencia tienen mayor probabilidad de tener depresión. Y la depresión maternal hace que los niños corran un riesgo mayor de tener dificultades cognitivas, emocionales y sociales.

La falta de cuidados infantiles asequibles y de calidad es otro factor que puede causar que los padres dejen de trabajar o sufran problemas financieros. También puede afectar el desarrollo de un niño. Solo la mitad de los niños que califican en Colorado estaban inscritos en una guardería, centro preescolar o salón de kindergarten entre 2011 y 2015.

Otra vez, los niños de color tenían menos probabilidad de estar inscritos que los niños blancos. En el área metropolitana de Denver, los niños indoamericanos, negros y latinos tienen cinco veces más probabilidad que sus compañeros blancos de vivir en vecindarios de alta pobreza sin un centro acreditado de enseñanza temprana.

Los resultados de salud con inequidades profundas entre nuestros vecindarios, escuelas y políticas públicas son visibles y trágicos. Las madres negras en Colorado tienen dos veces más la probabilidad de sufrir depresión relacionada con el embarazo que las madres blancas. Sus bebés tienen mucha mayor probabilidad de morir antes del primer año. Sus hijos tienen menos probabilidad de graduarse de la preparatoria y mayor probabilidad de vivir en la pobreza, con todo el estrés tóxico que conlleva.

Todos estos problemas son complicados y están interconectados. Pero si hay algo que podemos aprender del informe de KIDS COUNT 2017, es este:

“Aprendimos que las políticas públicas causan muchos de estos obstáculos”, dijo Kelly Causey, PhD, líder de Colorado Children’s Campaign, “y que pueden destruirse con políticas públicas”.

Collective Colorado, una publicación de The Colorado Trust, te permite aprender sobre los problemas de equidad en salud que afectan a las personas en Colorado.