Una publicación de The Colorado Trust
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Ruby Hill es uno de varios vecindarios en Denver con una composición demográfica que sugiere podrían verse afectados por la gentrificación en un futuro cercano, según un investigador de la Universidad de Colorado en Denver. Fotografía de Kristin Jones

Vivienda

Por qué algunos vecindarios se gentrifican y otros no

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Athmar Park, Globeville, Ruby Hill y Westwood quizás sean los próximos vecindarios que se gentrifiquen en Denver, según un investigador de la Universidad de Colorado en Denver (CU Denver, por sus siglas en inglés).

Jeremy Németh, PhD, profesor adjunto de planificación urbana y regional en CU Denver, llegó a esa conclusión con una herramienta que recientemente publicó en la Revista de Asuntos Urbanos (“Journal of Urban Affairs”, en inglés) con otro autor, Alessandro Rigolon, PhD, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.

Los dos sostienen que la gentrificación no es inevitable. Su modelo para predecir la gentrificación se basa en un estudio de vecindarios en Baltimore, Chicago, Los Ángeles, Nueva York, San Francisco y Washington DC que en el año 2000 se consideraron “elegibles para gentrificarse”. Todos estos vecindarios contaban con un alto porcentaje de inquilinos, ingresos promedio bajos y un alto porcentaje de personas de color.

En 2015, algunos se habían gentrificado y algunos no. ¿Cuál fue la diferencia?

Estudios anteriores señalan la presencia de viviendas históricas o la falta de viviendas a precios asequibles como los factores determinantes. Pero Németh y Rigolon encontraron que existe una variedad mucho más amplia de factores.

Los vecindarios que se gentrificaron usualmente incluían viviendas históricas y unidades de vivienda multifamiliares; estaban ubicados cerca del centro de la ciudad; y, tenían acceso a opciones de transporte público, según el estudio. También tenían edificios multiusos que proporcionaban a los residentes cercanos acceso a restaurantes, tiendas y negocios locales, Németh dijo.

Los residentes en los vecindarios gentrificados solían tener menos estudios formales y estar agobiados por los costos de la vivienda (es decir, pagaban más del 30 al 40 por ciento de sus ingresos para cubrir el alquiler o la hipoteca), explicó.

De manera similar a estudios anteriores, el análisis de Németh y Rigolon encontró que es más probable que los vecindarios con diversos grupos raciales y étnicos se gentrifiquen que los vecindarios cuyos residentes son en su mayoría personas negras o latinas. Los autores aclararon que esto no quiere decir que los vecindarios mayormente negros y latinos terminen evitando la gentrificación; por lo contrario, sugiere que las personas blancas pudientes que impulsan la gentrificación “quizás no quieran mudarse a vecindarios con altos porcentajes de personas de color, probablemente debido a estereotipos generalizados de que tales vecindarios tienen escuelas de baja calidad y altas tasas de crímenes”.

El éxito de las políticas para contener los peores efectos de la gentrificación varía por región. En algunas regiones, ciertos tipos de vivienda subsidiada ayudó a evitar el desplazamiento involuntario de los residentes con bajos ingresos. En general, los investigadores encontraron que las protecciones a favor del inquilino, como el control del alquiler y las ordenanzas contra el desalojo, son “muy importantes” para prevenir la gentrificación, Németh dijo.

Decisivamente, los activistas comunitarios que invierten su energía en prevenir activamente la gentrificación a través de la promoción de políticas han alcanzado éxitos, Németh dijo. Entre algunos ejemplos recientes de esto se encuentra la campaña local para prevenir que Amazon construyera su oficina central en el vecindario de Queens de la Ciudad de Nueva York.

Por otro lado, los lugares que están “intoxicados por el desarrollo”, que lo ven con una actitud de “finalmente, la gente está poniéndole atención a nuestra ciudad; los precios de nuestras propiedades están aumentando”, no están teniendo tan buenos resultados balanceando los beneficios del crecimiento con la prevención del desplazamiento involuntario, Németh agregó.

Él cree que Denver pertenece más a esta categoría.

“Nos emociona [el crecimiento]. Se siente bien. Soy dueño de una casa, sé que para mí se siente bien”, Németh said. “Sin embargo, veo lo que le está haciendo a la gente que no está en la misma situación. Es peligroso. … Estamos desarraigando a la gente no solo de sus casas, sino también de su sustento, su sentido del lugar, su sentido del hogar. Las consecuencias de eso son realmente dañinas”.

Según un informe publicado en 2015 en la revista Gobernando (“Governing”, en inglés), Denver ocupa el séptimo lugar dentro de las 50 ciudades más grandes en EE. UU. en relación con su tasa de gentrificación desde el año 2000. Con 24 zonas gentrificadas durante ese periodo, representando el 42.1 por ciento de todas las zonas consideradas como elegibles para la gentrificación, la ciudad de Denver está gentrificándose a un nivel más alto que Austin, Nueva York y Filadelfia, entro otras áreas metropolitanas en crecimiento. (En el año 2000, las zonas elegibles se clasificaron como aquellas con ingresos medios del hogar y precios de viviendas ambos en el 40º percentil más bajo de todas las zonas en la ciudad.)

Németh dijo que uno de los descubrimientos principales de su investigación fue que la gentrificación es controlable. Espera combatir la actitud de impotencia que con frecuencia observa en los legisladores y líderes comunitarios que “echan los brazos para arriba y dicen: ‘Esto es el mercado actuando como siempre lo hace, y no hay mucho que podamos hacer al respecto’”.

Los residentes desfavorecidos que se quedan en sus viviendas después de la gentrificación de sus vecindarios con frecuencia dicen que disminuye su sentido de comunidad. Un estudio de comunidades de rápida gentrificación en Chicago encontró que las personas latinas ancianas con bajos ingresos que se quedaron en sus hogares dijeron tener pocos espacios en donde se sentían bienvenidas; otro estudio de un vecindario en Melbourne, Australia, mostró que la gentrificación causó que los residentes con bajos ingresos sintieran una “pérdida del lugar”.

Los vecindarios en Denver que quizás sean los próximos en gentrificarse (Athmar Park, Globeville, Ruby Hill y Westwood) actualmente cuentan con altos porcentajes de inquilinos y residentes con bajos ingresos; un porcentaje relativamente bajo de residentes con estudios universitarios; y, viviendas de poco valor, Németh dijo. Además, están relativamente cerca del centro y de zonas laborales y ofrecen opciones de transporte público aceptables, lo cual aumenta su vulnerabilidad al cambio rápido.

Para promover el cambio sostenible y positivo en comunidades amenazadas por la gentrificación, Németh cree que nos deberíamos enfocar en conectar los estudios de investigación con las políticas, y en fomentar la participación política y comunitaria. Németh anima a los residentes para que participen en el proceso electoral y también insta a los integrantes del consejo de la ciudad para que mantengan informadas a sus comunidades sobre el tema.

Jenny McCoy

Periodista independiente
Boulder, Colo.

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