Una publicación de The Colorado Trust
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En Colorado, el 1 por ciento de las personas más ricas gana, en promedio, $1.3 millones al año. Esa cantidad es 20 veces mayor que los ingresos promedios de todas las demás personas: $61,165.

Esta diferencia ubica a Colorado en el puesto número 20 en el país en lo relacionado con la concentración de los ingresos en el estado y a la par con una tendencia nacional en la que la desigualdad de ingresos sigue aumentando. Esto es según un reciente estudio del Instituto de Políticas Económicas (EPI, por sus siglas en inglés).

“Contamos con estudios nacionales sobre las tendencias en la concentración de ingresos, los cuales generaron comentarios como: ‘Bueno, eso solo pasa en la ciudad de Nueva York, o solo en Silicon Valley’”, explica el autor del estudio, Mark Price, PhD. Price es un economista especializado en el campo laboral con el Centro de Estudios Keystone, una organización de investigaciones y políticas basada en Pennsylvania que trabaja para impulsar los estudios a nivel local. “Lo que nos incentivó a hacer esto a nivel estatal y expandirlo a los condados es precisamente [porque queríamos] tener algo que examinara si las tendencias a lo largo de EE. UU. también se están manifestando en nuestras comunidades”.

El informe es el cuarto de su tipo publicado por el EPI, y concuerda con resultados anteriores que muestran que la desigualdad de ingresos está aumentando por todo el pais. “Hemos observado una tendencia en la que la concentración de ingresos sigue aumentando”, Price dice.

La conclusión principal es que, a partir del rescate financiero de las grandes compañías bancarias en 2008, Estados Unidos ha seguido viviendo una era en la que el 1 por ciento de las familias más ricas en la mayoría de los estados se están llevando a casa un porcentaje desproporcionado de los ingresos.

Pero el problema no es solo económico. Los estudios sugieren que vivir en una comunidad con una alta desigualdad de ingresos daña la salud de la población en general. Un estudio publicado en 2015 por el Instituto de Salud Poblacional de la Universidad de Wisconsin reveló que “las personas en comunidades desiguales tienen mayor probabilidad de morir antes de los 75 años que las personas en comunidades menos desiguales, aunque sus ingresos promedio sean iguales”, según reportó The New York Times. Esto confirmó datos anteriores, incluidos los de un estudio publicado en 2001 por la Revista Americana de Salud Pública que encontró que las personas que vivían en estados con una alta desigualdad de ingresos tenían un riesgo mayor de morir que las personas en estados menos desiguales.

Para entender mejor los datos del EPI y sus conclusiones, es útil entender el contexto histórico. Estados Unidos pasó por un periodo de expansión económica entre 1945 y 1973, en donde el Producto Interno Bruto (BPI) creció y el crecimiento de los ingresos se distribuyó más ampliamente, Price dice.

Es decir, “el cambio en el porcentaje del aumento en los ingresos que recibía un director ejecutivo fue relativamente igual que el cambio en el porcentaje del aumento en los ingresos de una persona que trabajaba limpiando edificios”, Price explica. “De hecho, las personas con menos ingresos recibieron un aumento un poco mayor que las personas con más ingresos”.

Durante este periodo, “la economía creció más, tuvo un mejor desempeño y también fue más equitativa”, Price dice, en comparación con el periodo que le siguió. En la nueva era económica, la cual empezó alrededor de 1973 y continúa hasta ahora, el crecimiento de los ingresos dejó de distribuirse equitativamente entre las clases económicas y, por lo contrario, se dirigió principalmente hacia los más ricos. (Price y otros investigadores dicen que esta transición económica en Estados Unidos entre el principio y la mitad de la década de los 70 sucedió debido a una mezcla de menos aumentos frecuentes en el salario mínimo, empleadores y un gobierno más hostiles contra las uniones y grandes recortes en los impuestos para los muy ricos. Estos factores se examinarán después.)

Esta narrativa nacional se refleja en los datos específicos para Colorado. En 1945, por ejemplo, el 1 por ciento de las familias más ricas en Colorado se llevaron 4 por ciento de los ingresos estatales totales, con el 99 por ciento restante ganando 96 por ciento de todos los ingresos en Colorado.

Sin embargo, a partir de 1973, el 1 por ciento de las personas con la mayor cantidad de ingresos en Colorado se han llevado 43 por ciento de los ingresos totales en el estado, dejando únicamente 57 por ciento para todos los demás.

Aunque la desigualdad en los ingresos de Colorado no es tan severa como en otros estados, como Nueva York, ha seguido el mismo patrón: conforme la economía crece, el aumento en los ingresos se ha concentrado en un minúsculo porcentaje de las personas más ricas.

“Esta historia no solo ocurre en Silicon Valley”, Price dice. “Esta historia está afectando al estado de Colorado”.

Si nos fijamos en la situación a lo largo del estado, podemos observar un patrón que se repite en todo el país, Price dice: “Mientras que [Colorado] ocupa un lugar en el medio de los porcentajes de desigualdad en comparación con otros estados, existen algunos lugares en los que la desigualdad es bastante mayor”.

Esto es especialmente evidente cerca de algunos centros de esquí en las montañas. El Condado de Pitkin, donde se encuentra Aspen, y el Condado de San Miguel, donde está Telluride, tienen dos de las diferencias más altas en ingresos promedio entre el 1 por ciento de las personas con mayores ingresos y el 99 por ciento de las demás personas.

“Muchas de estas comunidades en los centros de esquí han sobresalido en las series de datos”, Price dice, y muestran, entre otras cosas, un patrón de “personas con ingresos muy altos viviendo lejos de donde ganan su dinero”.

La presencia de estas comunidades pone a Colorado “junto con Wyoming y Florida”, Price dice, dos estados con una concentración notable de comunidades turísticas acaudaladas. El porcentaje de desigualdad en Wyoming y Florida los ubica entre los cinco estados con mayor desigualdad a nivel nacional.

Cuando examinamos las áreas metropolitanas de Colorado, Glenwood Springs (a 45 minutos en automóvil atravesando el Roaring Fork Valley desde Aspen) es el área metropolitana más desigual entre las 20 áreas en el estado. Ahí, el 1 por ciento de las personas con mayores ingresos ganan 45 veces más que el otro 99 por ciento ($2.9 millones frente a $66,000). El área metropolitana de Denver ocupa el séptimo lugar, con el 1 por ciento de las personas con mayores ingresos ganando 19.8 veces más que el otro 99 por ciento ($1.3 millones frente a $68,000).

Tanto en áreas rurales como metropolitanas, varios factores probablemente contribuyeron a este aumento en la concentración de los ingresos entre las personas más ricas, Price dice.

El primero: el salario mínimo.

“Entre 1945 y 1973, Estados Unidos en general se caracterizó por tener un salario mínimo que aumentaba a nivel federal y que ayudaba a los trabajadores con salarios bajos para que recibieran alrededor de la mitad de los ingresos de la clase media”, Price dice. “Durante este periodo, las uniones tuvieron el mayor número de integrantes en todos los estados, además de que las personas con mayores ingresos pagaban altas tasas de impuestos, a veces hasta de más del 70 por ciento”.

Pero a partir de 1973, el poder del salario mínimo empezó a disminuir, Price dice. En la actualidad, el trabajador típico con un salario bajo gana un tercio de la cantidad que gana un trabajador con un salario medio.

Además de eso, cuando comparamos nuestra era económica actual a la era antes de 1973, el número de integrantes de las uniones laborales ha disminuido en todo el país, lo cual hace que sea menos probable que las compañías inviertan en salarios más altos para sus trabajadores. Por último, cambios en las políticas federales han hecho que las tasas de impuestos para los ultra ricos sean “mucho más bajas ahora de lo que eran antes”, Price dice, lo cual solo aumenta la desigualdad en los ingresos.

“La compensación que reciben los directores ejecutivos mejor pagados y las personas que trabajan en el sector financiero establece la pauta para el resto de la economía”, Price dice. Las compensaciones altas en estos campos pueden impulsar las compensaciones altas para líderes en otras industrias y organizaciones.

Estas tendencias son especialmente preocupantes ya que “la voz es básicamente dinero”, Price dice. “Ya seas de la derecho o de la izquierda, tener una gran cantidad de ingresos y riquezas te da una enorme capacidad de opinar en el proceso político”.

Además, el aumento desigual y concentrado en los ingresos “va en contra de la idea del Sueño Americano”, Price agrega, ya que empeora la diferencia entre clases [socioeconómicas]. “Deberíamos preocuparnos por que los niños con bajos a medianos ingresos tengan más acceso a oportunidades”, Price dice.

Hay varias soluciones posibles que podrían diluir esta concentración, Price dice, incluyendo aumentar el salario mínimo federal para reducir la distancia entre los trabajadores con medianos y bajos ingresos; implementar políticas que expandan las opiniones de los trabajadores en la gobernanza corporativa para contener la compensación de los ejecutivos; y, aumentar los impuestos para las personas con ingresos más altos. El dinero adicional que se genere podría usarse para luchar contra la desigualdad expandiendo la asistencia financiera para estudiantes universitarios con bajos ingresos y aumentando el acceso a la educación infantil temprana.

Jenny McCoy

Periodista independiente
Boulder, Colo.

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