Una publicación de The Colorado Trust
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Jazmine Palacios, quien vive en Alamosa y fue asistente de alcance comunitario para The Colorado Trust, ayudó a obtener laptops para estudiantes en el Valle de San Luis después de que iniciaran las clases virtuales debido a la pandemia de COVID-19.
Fotografía de John McEvoy

Educación

Cómo personas en el sur de Colorado trabajaron para reducir la brecha digital en sus escuelas

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Durante la pandemia COVID-19, maestros, padres y estudiantes en Colorado se han visto obligados a adaptarse a períodos de aprendizaje a distancia. Cocinas, recámaras, salas y oficinas se han convertido en salones de clases temporales mientras los estudiantes intentan absorber nuevos conceptos a través de pequeñas cajas en las pantallas de computadoras.

Pero alguna familias han enfrentado más dificultades que otras para adaptarse. De hecho, aproximadamente uno de cada 20 estudiantes vive en una casa sin acceso a internet, según un análisis de Colorado Futures Center, y estos hogares son desproporcionadamente hispanos, tienen niños en edad escolar primaria y viven en áreas rurales o con ingresos más bajos. Muchos de estos niños tampoco tienen computadoras de escritorio ni laptops, lo cual dificulta aún más tomar clases y hacer la tarea en el hogar.

Jazmine Palacios notó la brecha digital en su pueblo de Alamosa, una comunidad rural ubicada en el Valle de San Luis con una población de menos de 10,000 personas. Ahí, cerca del 47 por ciento de los residentes son hispanos, y los ingresos medio del hogar llegan a un poco menos de $35,000 al año.

“Mi pequeña prima de seis años estaba usando el teléfono [de su mamá], así que le pregunté: ‘¿Qué estás haciendo?’” Palacios recordó. “Me dijo: ‘Oh, ¡tengo que hacer tarea!’ Y yo le pregunté: ‘¿En el teléfono de tu mama?’ y ella dijo: ‘Sí, porque no tengo una laptop’”.

Palacios, quien en ese entonces era asistente de alcance comunitario para The Colorado Trust, descubrió que su prima había estado haciendo su tarea con el teléfono de su mamá durante todo el año escolar. “Eso me rompió el corazón realmente”, dijo.

El año pasado, Palacios se comunicó con Tori Martinez, la organizadora comunitaria de The Colorado Trust en la región que está trabajando con la organización local Helping Others and Promoting Equity (“Ayudando a otros y Promoviendo la Equidad”, o HOPE Alamosa, por sus siglas en inglés), una entidad apoyada por The Trust. Palacios le preguntó a Martinez si HOPE Alamosa podía encontrar una forma de distribuir laptops a estudiantes necesitados. “Cuando COVID llegó el pasado marzo, tuvimos que modificar lo que estábamos haciendo en la comunidad”, Martinez dijo. “¿Qué es lo que la comunidad necesita debido a COVID? Y Jazmine respondió”.

La idea se aceptó rápidamente, y con la ayuda de PCs for People, una organización lucrativa basada en Denver, se han distribuido 710 laptops en escuelas de los condados de Alamosa, Conejos, Costilla, Larimer, Pueblo y Yuma este último año escolar. Durante los primeros meses de la pandemia, estas computadoras permitieron que muchos estudiantes se mantuvieran al día con el aprendizaje. Y ahora que la mayoría de las escuelas en el sur de Colorado ya regresaron a clases presenciales, los dispositivos continuarán proporcionando ayuda esencial a estudiantes que las necesitan durante períodos de cuarentena o en la escuela de verano.

Esta desigualdad digital existía mucho antes que la pandemia conmocionara a Colorado y el resto del país. Desde marzo de 2020, cuando el gobernador Jared Polis emitió una orden ejecutiva para cerrar todas las escuelas en Colorado, la mayoría del millón de estudiantes entre kindergarten y 12º grado en el estado han estado tomando clases virtuales.

En 2019, el 46 por ciento de los adultos en todo el país con ingresos anuales menores a $30,000 no tenían una computadora tradicional, según un informe del Pew Research Center. En cambio, entre adultos que ganan $100,000 o más, el 94 por ciento tenía una computadora de escritorio o laptop, y cerca de dos tercios tenían servicios de internet de banda ancha, un smartphone, una computadora de escritorio o laptop y una tableta.

Debido a estas desigualdades, aproximadamente 15 a 16 millones de estudiantes de kindergarten a 12º grado en Estados Unidos viven en hogares sin conexión a internet o sin un dispositivo adecuado para aprender a distancia, según un informe publicado en 2020 por la agencia no lucrativa Common Sense Media. Por eso los hogares como los de la prima de Palacios deben depender de smartphones para tener acceso a internet. En general, el porcentaje de usuarios de internet que dependen de un smartphone y que ganan menos de $30,000 al año aumentó del 12 al 26 por ciento entre 2013 y 2019, una cifra que quizás siga aumentando en los años venideros.

“Uso la analogía de manejar un automóvil. Hay muchas cosas que importan cuando manejas un coche. Está el tipo de coche que estás manejando, qué tan bien puedes manejar y en qué tipo de calles estás. Todas estas diferentes cosas influyen en tu experiencia de manejo”, dijo Stephen Aguilar, psicólogo educativo en la Universidad del Sur de California.

Esto puede usarse para explicar el aprendizaje a distancia, Aguilar dijo. El dispositivo que alguien tiene es el coche, la experiencia que tienen con la tecnología son las habilidades de manejo, y el servicio de internet es la calle.

“Todas estas cosas se juntan para crear la experiencia de aprendizaje”, Aguilar dijo. Sin embargo, durante muchos años, esta experiencia no ha sido buena, y conforme más personas han estado dependiendo más de la tecnología este último año, las diferencias se han destacado realmente.

En 2020, el gobierno federal intentó remediar aspectos del problema con el acceso a internet de banda ancha. Durante la presidencia de Trump, la Comisión Federal de Comunicaciones administró el Fondo de Oportunidades Digitales Rurales, un fondo de $20.4 billones que se subastó a licitadores para ampliar las redes de internet de banda ancha en zonas rurales de Estados Unidos. Sin embargo, licencias cuestionables a compañías no comprobadas fue lo que quedó como el legado de este proyecto, según la Institución Brookings, una organización no lucrativa enfocada en políticas públicas.

Tampoco resolvieron el problema de acceso a laptops, un importante problema ya que estudiantes en todo Colorado quizás también tengan que variar entre clases presenciales y clases virtuales el próximo año. Por ejemplo, actualmente en el distrito escolar de Alamosa, si un estudiante se expone a COVID-19, toda la clase debe ponerse en cuarentena por dos semanas, Martinez dijo: “En ese caso, toda la clase necesita laptops”.

Después de hablar con Palacios, Martinez se comunicó con Danielle Shoots, vicepresidenta y directora financiera de The Colorado Trust, quien a su vez se comunicó con PCs for People. Con fondos de The Colorado Trust, PCs for People ha distribuido desde entonces 460 Chromebooks y 250 laptops con Windows 10 en escuelas de Colorado. También otorgaron 406 licencias de Chrome para la gestión educativa, las cuales permiten que las escueles administren y actualicen a distancia las computadoras y 207 hotspots para el acceso de internet.

Ahora las escuelas son dueñas de estos dispositivos, aunque los estudiantes pueden seguir usándolos según los necesiten, incluso durante el verano. Los administradores dicen que el esfuerzo para distribuir más computadores entre los estudiantes ha sido transformador.

“Las laptops fueron un enorme regalo”, dijo Julie Griego, directora de la Escuela Primaria Baca en Pueblo. “Nos permitió a todos en la escuela tener un dispositivo cada uno, lo cual significa que todos los estudiantes tienen su propio dispositivo para el año”. Esto fue clave para los maestros que no tenían acceso a un salón de clases tradicional cuando las clases se realizaban a distancia. “Todo se ha convertido [en una experiencia] individualizada, y las laptops adicionales han contribuido a proporcionar estas oportunidades para todos los estudiantes”, Griego dijo.

Este proyecto también permitió que muchos estudiantes en Alamosa se mantuvieran al día con su tarea. Según Martinez, los estudiantes sintieron “que podían seguir viendo a sus compañeros y no sentirse aislados en su aprendizaje”. Muchos estudiantes cursando el último año de high school también pudieron graduarse a tiempo.

En la actualidad, no hay manera de saber si el trabajo realizado por Palacios, Martinez y otros ayudaron a disminuir la pérdida del aprendizaje, pero Martinez tiene esperanza.

“Hablé con algunas personas, y hay señales de que las laptops ayudaron con la continuación del aprendizaje”, dijo. “Parece que las laptops dieron a las escuelas y a los maestros un sentimiento de esperanza de que los estudiantes no se retrasarían”.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

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