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Colfax se construyó para los automóviles, pero los planificadores urbanos y activistas están tratando de convertirla en una avenida más atractiva para los peatones. Fotografía de Kristin Jones

Personas y lugares

Colfax y sus descontentos

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El lugar donde vives, el lugar físico exacto, afecta tu salud y prosperidad. Estos son los resultados de todo tipo de estudios de investigación; los vecindarios afectan la facilidad con la cual las personas salen de la pobreza, cómo se relacionen entre sí, cuán seguras se sienten, y lo físicamente activas que son.

Aquí en Denver, el espacio físico que quizás abarque más que cualquier otro las esperanzas y angustias de los residentes y planificadores urbanos es la Avenida Colfax.

En su momento, Colfax fue la vía más importante, que corría de este a oeste, en la ciudad. Colfax era un lugar atractivo cuando apareció en el libro On the Road de Jack Kerouac, un lugar para divertirse en sus bares buscando a Dean Moriarty y luego cerrar la noche en el apartamento moderno de los padres de un amigo.

Pero en 1978, cuando el columnista George Will llegó, después de que la autopista I-70 le hubiera robado el trofeo a Colfax como la carretera este-oeste más importante, él declaró que la amenaza de morir aniquilado por armas nucleares “pierde su fuerza cuando uno ve la Avenida Colfax”. En las décadas siguientes, East Colfax afirmó su reputación como el lugar de las drogas, la prostitución y la violencia.

La calle sigue siendo igual de contrastante.

El mes pasado, el grupo West Colfax Business Improvement District organizó una pequeña feria al aire libre en la intersección de West Colfax y Utica en Lakewood, en el lugar que ocupara un espacio para jornaleros, entre una refaccionaria de camiones y una escuela primaria. El objetivo del evento era “Reimaginar West Colfax” como una calle atractiva para los peatones y las personas en bicicleta.

Y definitivamente fue necesario reimaginarla: En la actualidad, West Colfax pareciera una fila interminable de talleres mecánicos y locales de comida rápida. Los organizadores del evento pusieron plantas en macetas para asemejar una acera bordeada por árboles, pintaron un paseo peatonal y agregaron un carril para bicicletas. Había muestras gratis del helado de Little Man (Oreo salado, chocolate mexicano y coco tostado) y una banda flamenca. El artista Ian Kane pintó un mural mientras nosotros observábamos.

Michael Russell, cuyo hogar y pequeño estudio de diseño de muebles han estado ubicados en esa intersección durante los últimos ocho años, dice que West Colfax podría convertirse en una vía atractiva para los peatones y las personas en bicicleta. Ha notado cómo está cambiando el vecindario, con algunos de los lotes de ventas de automóviles siendo reemplazados por otros negocios. A corta distancia, el terreno que ocupara el Hospital de St. Anthony está siendo reimaginado como un espacio peatonal con tiendas, restaurantes y bares.

“Quizás tarde ocho a 10 años, pero va a suceder”, agrega Russell.

Esto podría sonar demasiado optimista si alguna vez has caminado por Colfax, una avenida construida por y para automóviles. Ken Schroeppel, un planificador urbano con la Universidad de Colorado en Denver, señala que la avenida refleja las decisiones políticas de la época automovilista que le siguió a la Segunda Guerra Mundial, en la que los restaurantes de autoservicio y los estacionamientos comerciales buscaban atraer exclusivamente a los vehículos motorizados.

A esto hay que agregarle el desafío de que Colfax sigue siendo una carretera estatal, bajo jurisdicción del Departamento de Transporte de Colorado, cuyo objetivo principal es “movilizar el número máximo de automóviles del punto A al punto B”, dice Schroeppel. “No es sorprendente que hayamos terminado con este desastre dominado por automóviles que no permite caminar o andar en bicicleta cómodamente”.

Sin embargo, Schroeppel mantiene el optimismo. Señala como ejemplo a East Colfax cerca del capitolio. Los cambios de zonificación ocurridos durante la última década eliminaron el requisito de que los negocios tuvieran que funcionar lejos de la vía y permitieron el desarrollo residencial.

Ahora hay partes de Colfax que cumplen con los tres requisitos de una calle atractiva para los peatones, dice Schroeppel: una infraestructura peatonal decente, como luces; cosas interesantes para mirar, como vitrinas de negocios y patios de restaurantes; y, características físicas agradables, como edificios que terminan justo en la acera en lugar de escondidos al fondo.

“Si existen estas tres cosas”, agrega, “la probabilidad es buena”.

Yo vivo y trabajo cerca de la parte de Colfax que está siendo recreada como Schroeppel lo describe. Se pueden ver cambios arquitectónicos impulsados por los cambios de la zonificación y el aburguesamiento (gentrification). En Colfax y Pearl, por ejemplo, hay una porción de la carretera que cumple con los estándares nuevos. Del lado norte, la organización Colorado Coalition for the Homeless construyó el bello edificio Renaissance Uptown Lofts como vivienda asequible en 2010. Queda justo en frente del Cheeky Monk Belgian Beer Cafe, cuyo eslogan, “la tradición más antigua de Bélgica en la calle más larga y pícara de Estados Unidos”, aprovecha la reputación sórdida de Colfax.

No todos los negocios de la zona han tenido éxito. A Cheeky Monk le ha ido lo suficientemente bien como para que los dueños abran Lost Highway Brewing Company a un costado. Pero Pizza Fusion, la cual la Coalición operó en el local abajo de sus departamentos como una iniciativa de capacitación laboral y empleo para los residentes de Colorado sin vivienda, no pudo seguir operando y cerró el mes pasado. Muchos de los negocios cercanos son cadenas: McDonald’s, 7-Eleven, Office Depot.

Phil Goodstein es un historiador local que organiza visitas guiadas a pie en Denver. Es exactamente el tipo de persona que se podría beneficiar de una ciudad más atractiva para el peatón y el turista. Él es uno de los que están descontentos con Colfax.

“Mi opinión sobre la calle es extremadamente negativa”, dice Goodstein. “Es una calle muy aburrida. Es una calle muy difícil para caminar”.

Pero él piensa que los planificadores urbanos deberían ahorrar el dinero de los contribuyentes dejando a Colfax como está, en lugar de “tratar de convertirla en Cherry Creek North. Colfax ha alcanzado generalmente el éxito siendo una zona de bajos a medianos ingresos”, agrega Goodstein.

Solo a una o dos cuadras en ambos lados de esta parte de East Colfax, las calles arboladas están empezando a contar un cuento diferente. El precio de los alquileres y la vivienda han aumentado mucho gracias al atractivo de vivir en el centro. Este es exactamente el estilo de vida compacto y saludable impulsado por los planificadores urbanos, y ha atraído a los jóvenes del milenio y familias nuevas como la mía. Yo crecí en los suburbios de Centennial (entonces Englewood), pero viví en Nueva York por nueve años. Cuando mi esposo y yo nos mudamos aquí, estábamos buscando un lugar en donde pudiéramos caminar a un café y supermercado, y llevar a nuestro hijo al parque sin tener que manejar. Lo encontramos en Capitol Hill y, a diferencia de Brooklyn, pudimos comprar nuestro propio departamento.

Hay costos asociados con este tipo de aburguesamiento y, en su mayoría, yo no los tengo que pagar. Hay personas que a veces duermen en el callejón detrás de nuestro apartamento, y otras recostadas en el parque o en los portales por los que mi esposo y yo pasamos en nuestro corto camino al trabajo.

Para hacer Colfax más atractiva para el peatón, como lo describe Schroeppel, ¿tendrá que costarles más a las personas que vivían aquí primero?

Eso es algo que Dan Shah, director del grupo West Colfax Business Improvement District, está tratando de descifrar. Shah señala que nuevas paradas de autobuses, carriles seguros para bicicletas y cruceros señalizados benefician a las personas que caminan, andan en bicicleta o utilizan el transporte público para ir a trabajar. En la mayor parte de la Avenida Colfax, estas personas son aquellas con bajos o medianos recursos, y quienes no tienen otras opciones.

Que estas mejoras causen que algunas personas se vayan, dice Shah, depende de las políticas relacionadas con la vivienda asequible: qué cantidad del vecindario se ve afectado por el aburguesamiento y qué cantidad de viviendas basadas en ingresos limitados permanecen o se construyen.

“Si se establece un vecindario [de personas con varios niveles de ingreso] que permanecerá aquí por un par de años, se está alcanzando equidad en salud”, agrega Shah.

Más hacia el este en Colfax, cerca de las instalaciones médicas Anschutz en Aurora, moteles y nombres retro, como Carriage Motor Inn y Skyline Motel, diseñados para atraer a los viajeros interestatales, se han convertido en viviendas de emergencia para familias cortas de dinero, personas sin o con mal crédito y aquellos con antecedentes criminales.

Si visitas estos moteles, conocerás a veteranos del ejército, familias y personas de la tercera edad viviendo vidas provisionales, con sus posesiones amontonadas a su alrededor como si estuvieran esperando a que llegue algo mejor, pero temiendo lo peor. La espera por viviendas asequibles subsidiadas puede durar cinco años o más; la mayoría de las listas de espera de Aurora Housing Authority no están aceptando solicitantes nuevos.

Las tasas de pobreza en esta parte de Colfax aumentaron más del 50 por ciento entre 2000 y 2013, según los datos del censo reunidos por la Fundación Piton. La concentración más grande de personas que viven en la pobreza en el estado ahora vive aquí. El 40 por ciento de las personas que el censo cuenta hacia el norte de Colfax viven en la pobreza; hacia el sur de Colfax, es el 29 por ciento. Estos números son similares a los que se encuentran en el Mississippi Delta.

Megan Vizina dirige el Colfax Community Network en esta zona. El grupo ofrece programas extracurriculares y suministros de emergencia a familias que viven en el vecindario. Ella dice que el desarrollo de Colfax no ha logrado proporcionar una estructura de seguridad viable para las personas desplazadas por el aburguesamiento.

“Es una idea excelente establecer un espacio seguro para todos. Pero es un método de una vía, cuando debería ser de dos”, dice Vizina. “Las personas terminan convirtiéndose en refugiados en su propia ciudad”.

Don Nixon vive con su hija de 10 años y su esposa en el motel Kings Inn de la zona. La familia empezó a vivir aquí hace seis meses, después de vivir en la calle por un tiempo debido a un desalojo. Nixon tiene dos trabajos y está cansado.

“Colfax es horrible”, dice Nixon. “Es lo único que puedo decir de ella”.

Odia las drogas, como alguien que solía tener esa vida y que está tratando de que su hija no lo haga. “Viviendo en un hotel, quiero [consumir drogas]”, agrega Nixon. “Pero no lo hago por ella”.

Odia levantar sospechas solo al estar caminando por la calle; dice que la policía lo ha golpeado y arrestado sin razón. “Me han maltratado en Colfax toda mi vida”, explica.

A Nixon le preocupa su hija. Le preocupa el asma que le causó faltar a la escuela muchos días el año pasado. Le preocupa que ella se haya sentido abandonada. Le preocupa que camine a la escuela en Colfax. “Hay tanto crimen, abuso, secuestros”, agrega.

Sus miedos son justificados. Tres hombres sentenciados por crímenes sexuales contra niños (asalto sexual y prostitución) viven en el Kings Inn, según las últimas cifras de la Agencia de Investigaciones de Colorado. Dos agresores sexuales registrados viven en el motel vecino.

El jueves en el que yo estuve de visita a principios del mes, carteles en las puertas avisaban a los residentes que un exterminador iba a fumigar al día siguiente, una batalla constante aquí.

La gente estaba hablando sobre un niño, amigo de una niña que vive en el edificio, que había muerto a balazos la noche anterior, a menos de una cuadra de distancia al otro lado de Colfax.

Mientras los niños más pequeños daban vueltas en sus bicicletas en el estacionamiento, varios voluntarios llegaron a repartir frutas y verduras frescas, el tipo de ayuda de emergencia que ocurre comúnmente en esta zona. Cuando su hija salió de su habitación vestida con una camisa de los Broncos para ver el último partido de pretemporada, Nixon le señaló las cajas de frutas y verduras.

“Va a ser difícil cambiar Colfax”, dice Nixon. El problema principal, agrega, es que hay demasiadas personas pobres, demasiadas personas sin hogar; pero el gobierno parece preocuparse más por embellecer las cosas. “Es a la comunidad a la que hay que ayudar”.

 

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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