Una publicación de The Colorado Trust
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Sheila Custard enfrenta dificultades para encontrar cuidados constantes para su hija Jaelyn de 4 años. Fotografía de Joe Mahoney/encargado especial para The Colorado Trust 

Educación

Casi la mitad de las personas en Colorado viven en ‘desiertos de cuidados infantiles’

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El estómago de Sheila Custard se hace nudos cada fin de semana cuando empieza a pensar sobre el lunes y martes siguientes, los dos días de la semana que en los que tiene que batallar para encontrar alguien constante que cuide a su hija de 4 años. La mantiene despierta por las noches, pensando en quién cuidará a Jaelyn y cuánto le cobrarán.

“A veces siento que voy a tener un ataque de nervios, preocupándome sobre eso todo el tiempo”, dice Custard, quien hace menos de un año se mudó de Columbia, Maryland, a la comunidad de Green Valley Ranch en el nordeste lejano de Denver, después de terminar su relación tormentosa con el padre de su hija. “Es tan estresante”.

Los miércoles, jueves y viernes, el hijo adulto de Custard y su esposa usualmente cuidan a su hija. Pero no siempre están disponibles; ambos trabajan, y tienen cuatro hijos pequeños. Durante el año escolar, Jaelyn asiste a un centro preescolar público gratuito durante la mañana, tres días por semana, en una escuela primaria de Aurora. Y cada semana Custard busca desesperadamente a alguien que la cuide los lunes por la tarde y los martes todo el día.

“Si [los cuidados infantiles] fueran económicamente asequibles, encontraría un lugar constante donde la cuiden—pero no lo son, entonces no puedo”, explica Custard, quien trabaja como asistente administrativa para una compañía que ofrece servicios y software para administrar recursos humanos.

La experiencia de Custard es igual a la de muchos de los padres en Colorado, especialmente los padres solteros que trabajan, quienes batallan para encontrar cuidados infantiles de calidad, confiables y, mucho más importante, que sea económicamente asequibles para sus hijos pequeños. Los habitantes de Colorado con bajos ingresos y las familias de color—especialmente las familias hispanas—son los más afectados por los “desiertos de cuidados infantiles”, es decir, aquellas comunidades en donde la demanda por estos cuidados es mucho mayor al número de opciones disponibles, según un informe publicado el año pasado por el Centro de Progreso Americano (CAP, por sus siglas en inglés), un grupo de investigaciones y promoción con tendencias izquierdistas.

La comunidad de Custard califica como un desierto de cuidados infantiles, según encontró la organización; solo hay nueve centros infantiles registrados en el código postal 80249 en donde ella vive. La comunidad, compuesta en su mayoría por personas negras e hispanas, alberga alrededor de 2,452 niños menores de cinco años, según los datos de la Oficina del Censo de EE.UU.

“Fue uno de los desiertos de cuidados infantiles más grandes que identificamos en Colorado”, dice Rasheed A. Malik, autor principal del informe de CAP sobre los desiertos de cuidados infantiles. “Hay tanta gente [viviendo] en Aurora y el nordeste de Denver, pero realmente no hay muchos centros infantiles disponibles para cubrir la demanda”.

Algunos padres recientemente se enteraron de que perdieron una de las opciones de cuidados infantiles de mayor calidad en el área; Clayton Early Learning, el cual ha recibido atención nacional por su programa de educación infantil temprana para familias de bajos ingresos, dijo que cerrará su centro Far Northeast School en Green Valley Ranch debido a razones financieras.

Estudios de investigación han encontrado que asistir a programas de educación infantil temprana de alta calidad, como un centro preescolar o de Head Start, puede ayudar a reducir las diferencias significativas que existen en los logros y el desarrollo de los niños que viven en la pobreza o que provienen de situaciones desfavorecidas. Los cuidados infantiles de alta calidad hasta se han relacionado con una mejor salud física en los adultos que los reciben durante su infancia.

Sarah Daily, una científica investigadora principal con base en Denver para Child Trends, una organización bipartidaria sin fines de lucro dedicada a las investigaciones, dice que los programas buenos de educación infantil temprana aprovechan el desarrollo crítico cerebral que ocurre durante los primeros años de vida de un niño. “Es un periodo en el cual el cerebro puede programarse permanentemente para el éxito”, explica.

Daily también resalta que las guarderías y los centros preescolares pueden proveer de comidas nutritivas a los niños, y conectar a los padres y parientes con servicios de salud mental, recomendaciones de doctores pediátricos y chequeos dentales, de la vista y del oído y otros chequeos para sus hijos.

Los padres también podrían beneficiarse cuando sus hijos tienen acceso a cuidados infantiles. Un estudio de la Universidad de Quebec en Montreal encontró que la satisfacción de los padres con los cuidados infantiles “predice significantemente el estrés de los padres”, y que el efecto podría ser mayor en padres de familias con bajos ingresos. Más aun, el acceso a los cuidados infantiles puede ayudar a los padres, especialmente a las madres, a tener acceso a oportunidades laborales y educativas que terminan afectando positivamente su salud y la de sus familias.

Asistencia financiera limitada

En Colorado, muchas familias con desafíos económicos acuden al Programa de Asistencia de Cuidados Infantiles en Colorado, conocido como CCCAP (por sus siglas en inglés), para recibir apoyo financiero. El programa, administrado por el Departamento de Servicios Humanos de Colorado, ayuda a padres sin vivienda, que trabajan ganando un salario bajo, buscando trabajo o que están estudiando para que encuentren ayuda con el cuidado de bebés y niños hasta de 13 años de edad, al igual que de niños y adolescentes con necesidades especiales hasta de 18 años.

Custard dice que envió su solicitud, pero que CCCAP le dijo que tenía que agotar todas sus posibilidades para obtener la pensión alimenticia del padre de su hija antes de recibir ayuda. Ya empezó el proceso, pero Custard dice que ha sido frustrante.

Malik explica que es difícil para muchos padres, como lo ha sido para Custard, completar los documentos necesarios para participar en programas de ayuda con los cuidados infantiles.

“La mayoría de los estados están recibiendo miles de millones de dólares federales para ayudar a las familias con bajos ingresos a pagar por los cuidados infantiles, pero lo que hemos encontrado a nivel nacional es que solo uno de cada seis niños que califican para recibir la ayuda realmente la está recibiendo”, dice. “Para quienes intentan, con frecuencia hay muchos obstáculos y documentos que [los padres] tienen que superar para recibir la ayuda que necesitan—así que debes estar muy motivado para tener acceso a ella”.

Colorado ocupa el 23o. lugar entre los estados de EE.UU. con respecto al acceso a los programas preescolares públicos, según un informe publicado en mayo por el Instituto Nacional para la Investigación de la Educación Temprana, el cual concluyó que a nivel nacional, “la desigualdad en el acceso a los programas preescolares públicos de calidad ha empeorado durante la última década”. El informe encontró que el 23 por ciento de los niños de 4 años y solo el 8 por ciento de los niños de 3 años en Colorado estaban inscritos a un programa preescolar público.

Los administradores de CCCAP dicen que saben bien cuáles son los desafíos que enfrentan muchos padres en Colorado con los cuidados infantiles y que están aumentando sus esfuerzos para ayudar.

“Hay suficientes espacios [en programas con licencia] para aproximadamente el 45 por ciento de los niños menores de 5 años en Colorado”, dice Erin Mewhinney, directora de la División de Cuidados y Aprendizaje Temprano en el departamento estatal de servicios humanos. “Aunque no podemos saber cuál es la situación exacta en relación con los cuidados infantiles del otro 55 por ciento, creemos que muchos reciben cuidados de familiares, amigos y vecinos, al igual que programas sin licencia”.

Diferencias en el acceso a cuidados infantiles en Colorado

El análisis de CAP de cerca de 7,000 códigos postales en el país examinó detenidamente a Colorado, junto con Georgia, Illinois, Maryland, Minnesota, Carolina del Norte, Ohio y Virginia—los únicos estados que respondieron a su solicitud de datos sobre los lugares y la capacidad de los programas de cuidados infantiles. Encontró que cerca de 2.4 millones de personas en Colorado viven en desiertos de cuidados infantiles, o alrededor del 46 por ciento de la población.

Ese porcentaje es menor al porcentaje de desiertos de cuidados infantiles que existe en muchos de los otros estados estudiados. Sin embargo, las desigualdades raciales, geográficas y económicas encontradas a nivel nacional también se observaron en Colorado.

El informe encontró que, los desiertos de cuidados infantiles en Colorado tienden a estar en áreas con una proporción significativamente mayor de residentes de color. Solo el 40 por ciento de las personas blancas que viven en Colorado vivían en esas áreas, en comparación con más del 60 por ciento de las personas negras e hispanas que viven en Colorado. Entre los otros resultados clave del informe, se encontró que:

  • Alrededor de la mitad de los códigos postales en la región metropolitana que abarca Denver, Aurora y Lakewood, la cual alberga a más de 1.1 millones de personas, son desiertos de cuidados infantiles.
  • Alrededor de la mitad de las personas en Colorado que viven en desiertos de cuidados infantiles están en el área metropolitana Denver.
  • Cerca del 60 por ciento de las personas en Colorado viven en códigos postales suburbanos, de los cuales casi la mitad son desiertos de cuidados infantiles.
  • En 2014, Colorado solo tenía 11,334 espacios financiados a nivel federal por Head Start—el segundo estado con el menor número de espacios entre los ocho estados estudiados.

Los resultados repiten los de un informe publicado en 2016 por la organización promotora sin fines de lucro Padres & Jóvenes Unidos (un beneficiario de The Trust). El grupo encontró que mientras que el porcentaje de niños de 3 y 4 años de edad inscritos a programas preescolares era casi del 100 por ciento en los vecindarios afluentes, mayormente blancos como Cherry Creek, era tan bajo como el 16 por ciento en vecindarios con bajos ingresos, en su mayoría latinos del sudoeste de Denver. Una encuesta de 300 habitantes en el sudoeste de Denver encontró que el 45 por ciento no podía inscribir a sus hijos en un centro preescolar local por la falta de disponibilidad. Algunas personas que contestaron la encuesta también dijeron que la ubicación de los centros preescolares no era conveniente, eran de mala calidad o no el costo no era asequible.

Corrine Rivera Fowler, directora de Políticas y Participación Cívica de Padres & Jóvenes Unidos, dice que la falta de acceso con frecuencia significa que muchos estudiantes entran a la escuela mal preparados y tienen dificultades para ponerse al día, lo cual afecta o se filtra a otras áreas de sus vidas, incluyendo su salud: “Tenemos que tomar en cuenta al niño entero; no solo la manera como podría afectar su educación a largo plazo, pero también su salud mental—la depresión que podría enfrentar pensando que no puede triunfar [en la escuela]”.

Decisiones difíciles

Custard, de 49 años y una mujer blanca, no forma parte del grupo demográfico más afectado negativamente por los desiertos de cuidados infantiles en Colorado. Pero como madre soltera que trabaja tiempo completo ganando un ingreso modesto, sí cumple con el perfil financiero. Ella dice que ha buscado dentro y cerca de Green Valley Ranch, un área de clase media establecida, pero no puede pagar el precio de la mayoría de los programas.

Como resultado, Jaelyn ha ido de aquí para allá, entre niñeras, incluyendo vecinos, la hija de una colega y amigos. Custard consideró brevemente contratar a alguien que encontró por Internet.

“Quería que le diera $10 por hora para cuidarla en mi casa todos los días—eso significa $90 al día y ni siquiera tenía licencia”, Custard dice.

Los administradores de CCCAP dicen que están trabajando para prevenir que los padres tengan que tomar decisiones difíciles, como las que Custard tiene que tomar cada semana. Sin el programa, muchas familias en áreas de alta pobreza probablemente no podrían pagar cuidados infantiles que operan con licencia.

Sin embargo, CCCAP tiene sus limitaciones. Los padres pueden dejar de recibir beneficios permanentemente o temporalmente si pierden su trabajo o no envían los documentos apropiados. Además, muchos proveedores de cuidados infantiles evitan participar en el programa, prefiriendo clientes que pagan con su propio dinero, porque CCCAP usualmente paga menos que el precio de mercado por los cuidados—un gran impedimento en una industria altamente regulada y ardua que usualmente no genera grandes ganancias.

Los desafíos de Custard se ven empeorados por el hecho de que muchos programas preescolares y de kindergarten en Colorado solo funcionan medio día. Esto causa que los padres que trabajan tengan que luchar para conseguir otro proveedor que cuide de sus hijos y los transporte a y desde la escuela durante el horario laboral.

A veces, Custard ha tenido que perder parte de su salario para salir de su trabajo e ir a buscar a su hija a la escuela a media mañana y llevarla con la persona que la vaya a cuidar. Luego regresa a su trabajo para manejar otra vez más tarde y pasar a buscar a Jaelyn.

Algunos proveedores de cuidados infantiles también le dan preferencia a los padres que pueden inscribir a sus hijos todo el día, lo cual Custard puede costear.

Sheila Custard cuida a su nieto Thaddeus y a su hija Jaelyn en la casa de su hijo en Aurora.

Roman Hollowell es dueño y administrador de Kids 4 Real, Inc., una pequeña guardería en el vecindario de Whittier en Denver.

“Desde luego, [muchas guarderías] prefieren tener más niños que asistan tiempo completo que niños de medio tiempo [inscritos]”, dice. “Obviamente, se genera más dinero de ese espacio de tiempo completo en comparación con un niño que viene uno o dos días por semana. Tenemos muchos padres solteros en nuestro centro, así que definitivamente tratamos de trabajar con nuestros padres como podamos. Algunos centros no pueden darse ese lujo”.

Costos en aumento

El dilema de Custard demuestra lo que la mayoría de los estudios sugieren: a nivel nacional, los cuidados infantiles están consumiendo una parte más y más grande del presupuesto familiar. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.  dice que los cuidados infantiles deberían costar, como mucho, el 7 por ciento de los ingresos de una familia—pero el 42 por ciento de las familias que pagan por cuidados para sus hijos pequeños gastan considerablemente más que eso, según un análisis de datos del censo de la Universidad de New Hampshire.

En 2015, el costo anual promedio para que un bebé asistiera a un centro de cuidados infantiles era más alto que el costo anual para asistir a una universidad pública en la mayoría de los estados, según un informe de la organización sin fines de lucro Child Care Aware.

Un análisis de datos del censo que CAP llevó a cabo encontró que el costo semanal promedio de los cuidados infantiles es casi 30 por ciento más alto que hace 15 años, superando mucho más a la inflación nacional y los aumentos por el costo de vida en los salarios.

Las familias en Colorado pagan en promedio entre $6,000 y $17,000 al año por los cuidados infantiles, dependiendo de dónde viven, según un informe publicado en 2014 por la organización sin fines de lucro Qualistar de Colorado; el costo promedio de los cuidados de tiempo completo para un bebé en un centro es más caro en los centros turísticos para esquiar, seguido de cerca por los condados urbanos. Los costos son especialmente dificultosos para padres solteros en Colorado, en particular para las madres solteras, un tercio de las cuales vive en la pobreza.

“Mientras más bajos sean tus ingresos, menos opciones [de cuidados infantiles] puedes pagar”, dice Chaer Robert, gerenta del Programa de Seguridad Económica Familiar para el Centro de Colorado sobre Leyes y Políticas (CCLP, por sus siglas en inglés, un beneficiario de The Trust). “¿Cómo pueden avanzar [los padres] en lo absoluto [en la escuela o el trabajo] sin tener acceso a cuidados infantiles seguros y de calidad? Tenemos que encontrar maneras viables de apoyarlos y resolver esta disparidad”.

Estas disparidades empeoran los riesgos de salud en los adultos y niños, añadiendo estrés que puede dañar su salud mental y física.

Llamados al cambio en las políticas

A nivel nacional, el esfuerzo en abril del presidente Donald Trump para hacer grandes cambios al código tributario del país incluyó un plan para permitir que los padres que trabajan puedan deducir algunos gastos de cuidados infantiles de sus impuestos sobre los ingresos. Pero los críticos dicen que los beneficios los terminarían recibiendo las familias que ganan $100,000 o más.

Los padres que enfrentan desafíos económicos en Colorado han recibido cierto apoyo de los legisladores en años recientes, a través de créditos tributarios por cuidados infantiles. CCLP también está pidiendo que se establezca un grupo de trabajo para explorar maneras de ofrecerles más opciones a padres que estén inscritos a una universidad o a cursos para adquirir habilidades laborales. Las opciones podrían incluir cuidados infantiles dentro de la universidad o acceso a asistencia financiera para pagar por esos cuidados.

“Una de las mejores cosas que [los padres] pueden hacer por sí mismos y por sus hijos es elevar sus ingresos y mejorar su nivel de estudios—todos se benefician”, Robert dice. “Creemos que este sería un paso más en la dirección correcta para proporcionarles el apoyo que necesitan”.

El departamento de servicios humanos de Colorado también ha colaborado con legisladores estatales para promover el apoyo por una ley que esperan expanda significativamente las opciones de cuidados infantiles para las familias en el estado. En abril, los legisladores de Colorado aumentaron a cuatro el número de niños sin parentesco que una persona que los cuida en su hogar puede vigilar sin tener que obtener una licencia de estado. Anteriormente, era necesario tener una licencia si alguien estaba cuidando a más de un grupo de hermanos que no tuvieran parentesco con el proveedor de cuidados.

“Atraer a más proveedores sin licencia permite que más proveedores estén ahora conectados a los recursos comunitarios, como los talleres de capacitación y los apoyos para mejorar la calidad, mejorando así sus servicios de cuidados infantiles”, Mewhinney dice.

Bajo la nueva ley, la cual entrará en vigor en agosto, máximo dos de los cuatro niños que alguien cuide pueden ser menores de 2 años.

Alivio breve

Custard espera que haya más opciones de apoyo a largo plazo en el futuro para familias con todo tipo de ingresos. Una promoción reciente en su trabajo probablemente aumente su salario lo suficiente como para hacer que ya no califique para participar en muchos programas de asistencia con la vivienda y los cuidados infantiles.

Sheila Custard y su hija ven televisión en la casa de su hijo.

Sin embargo, por ahora, dice que está demasiado preocupada con su dilema actual para preocuparse sobre eso. Después de vivir ocho meses en el sótano de su hijo y nuera, Custard and Jaelyn se mudaron a un apartamento cercano de dos recámaras en marzo con la ayuda de un programa de asistencia suplementaria para inquilinos. Hasta con el descuento, está pagando cerca de $1,000 al mes por la vivienda, lo cual le deja todavía menos dinero por mes para pagar por los cuidados infantiles.

Después de que yo hablara con Custard la primera vez, ella sintió cierto alivio—aunque temporal. La maestra de Jaelyn en el centro preescolar conectó a Custard con una madre que aceptó cuidarla después de la escuela los lunes y martes. Custard se siente agradecida por la ayuda, la cual cuesta $25 al día, pero la situación solo continuará hasta que la mujer, quien está buscando activamente un trabajo, lo encuentre.

Ahora Custard está buscando cuidados asequibles y constantes para Jaelyn durante el verano.

“No sé qué voy a hacer”, dice, evidentemente exasperada. “Pero me imagino que lo solucionaré … Siempre lo hago”.

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Chandra Thomas Whitfield

Periodista y escritora
Denver, Colo.

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